miércoles, 15 de septiembre de 2010

¡¡¡Viva México cabrones!!!

200 años de Independencia

Por fin llegó el gran momento, la gente se conglomera en las plazas de su cercanía, los vendedores de comida están listos para una venta más que buena, la música comienza a sonar, el murmullo de la ciudad es hoy mas fuerte que nunca, los vehículos han quedado excluidos de la celebración, relegados a un día menos memorable porque hoy, hoy es el bicentenario de la Independencia, hoy recordamos el nacimiento de un México independiente.

Tal como lo viera en un comercial trasmitido en fechas recientes, "tenemos un México independiente, pero no un México libre"




Para cuando haya terminado de escribir estas líneas, el 15 de Septiembre habrá dejado territorio azteca, y el sol del 16 estará cubriendo con su luz a nuestras fuerzas armadas en el ya acostumbrado desfile militar. La euforia del bicentenario habrá pasado casi por completo y el país regresará poco a poco a su estado acostumbrado.

Hace algún tiempo escuche las sabias palabras del ciudadano presidente Felipe Calderón Hinojosa: "demosle sentido a la celebración del bicentenario". Nunca una frase fue más adecuada al momento. Doscientos años han pasado desde que la Nueva España se convirtió en la hoy, República Mexicana y tras años de guerra, al fin los insurgentes tuvieron su victoria.

El bicentenario no se trata de un periodo de remembranzas, no es una gran clase de historia, ni es el momento de llenarnos de orgullo por logros pasados; el bicentenario es un símbolo, es la imagen del cambio, representa el poder social, el poder del pueblo; es el emblema del sacrificio, de la lucha, de la guerra; el bicentenario nos recuerda que el futuro está en las manos del México organizado, y que, aún con la controversia, el fín justifica los medios.




Éste es un año de reflexión, y más importante aún, de ejemplo; despues de la independencia, nunca antes la guerra insurgente fue tan representada, tan exhibida, tan cercana, nunca tuvo el México moderno la oportunidad de sentir el gozo de la victoria, el triunfo sobre la opresión; nunca ha sido más oportuno el momento de un cambio, nunca antes la gente se sintió tan incluida en la nación.

Ésta era una oportunidad de extender horizontes, de acabar con la visiones estrechas, de aprovechar la euforia y justificar las acciones de un México libre, pero nuevamente, el pesimísmo se adueña de todos y el miedo altera sus mentes, otra vez la gente se apega al fracaso de sus realidades y se resiste a cambiarlas; de nuevo disfrutamos hacer crítica y nunca proponer soluciones, otra vez nos ponemos el atuendo de víctimas y andamos por el mundo como mártires, como si merecieramos lo mejor, cuando lo mejor es únicamente para los mejores; y la gente de este bicentenario, sin duda, no es siquiera mejor a la de hace doscientos años, el México de hoy es el pálido reflejo de aquel México sediento de victoria, de triunfo, el México de hoy, dejó pasar la oportunidad, otra vez.

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