miércoles, 10 de noviembre de 2010

Un día cualquiera



Un día, sales a la calle, a vivir tu vida, como en cualquier otro día. Nada es distinto, de pronto, te das cuenta que algo sí es diferente, no sabes qué es, tomas un respiro, te detienes, lo meditas, aunque la atmosfera te previene de un mal suceso lo ignoras porque no hay algo claro. Finalmente ocurre, el cielo se cae a pedazos, miras tu reflejo perfecto en el agua encharcada junto a la banqueta, pasa un automovil y te impregna de ti mismo. Vas por la calle lleno de toda tu perfeccion y cargando la desdeñable suciedad del mundo que te rodea. Nuevamente te detienes, otro día normal, sigues la rutina, llegas a tus destinos, y otra vez la atmosfera te previene, sientes la pesadez, la ignoras.

Te percibes tan bien como la naturaleza puede hacerte, pero los dioses del cosmos están por encima de ti, y el azar no juega a tu favor. Inesperadamente, la habitación comienza a encojerse, los muebles se concentran a tu alrededor, se apilan unos sobre otros. Pronto, estás agachado, escondido bajo una montaña de escombro, las paredes aún se mueven, las tienes junto a tus hombros, tu ojos son victimas evidentes de la presión. Tomas un respiro, inhalas profundamente y con un poderoso soplido, las paredes salen a toda velocidad, estrellandose contra aquello que alguna vez llamaste casa.

Sigues tu día, la ves pasar. Es hoy mas hermosa que ayer, tomas su mano, sólo un instante, tu voz y la suya se cruzan en un baile que parece interminable. La noche cobija un momento que sin embargo, no es tan bello como parece. La atmosfera terrible vueve a visitarte, sabes que va a pasar, disfrutas los últimos instantes, te llenas de su aroma, de su voz y su rostro, aprietas la mandibula, ella no espera nada. Lo sabes. Doce campanadas y el imaginario colectivo te sugiere el día mas ordinario de todos. Plassssss. Se abre una brecha en el suelo, uno de tus pies queda en la abertura, ella te observa, toma tu mano y con una sonrisa, te lanza a las profundidades del abismo. Caes durante 5 minutos, la vista pasa de un negro absoluto, a azul marino, azul cielo, finalmente caes al frente de tu casa, y de nuevo es de noche. Te preguntan ¿qué tal tu día? y, seguro de ti, contestas: "sin novedades, por qué".

No hay comentarios:

Publicar un comentario